Óscar Landerretche, economista y figura habitual del socialismo académico, reapareció para sumarse a la campaña de Carolina Tohá, no sin antes repartir lecciones desde su pedestal. Como si fuera el árbitro moral de la política chilena, lanzó críticas al Frente Amplio y dejó caer frases cargadas de condescendencia, como cuando declaró que será “interesante observar al Presidente cuando sea expresidente”, cuestionando el supuesto giro de Boric como si él fuese el guardián de la coherencia histórica.
Desde un tono casi profético, Landerretche advirtió sobre un eventual gobierno de derecha, exigiendo que esta vez el Frente Amplio “trate de no derribarlo ni convertir el país en un maldito infierno, quemando iglesias”, una afirmación más cercana a una caricatura que a un análisis serio.
Eso sí, no dejó pasar la oportunidad para reafirmarse como un ente superior que, según él mismo, “aporta ideas sin ningún cargo”, como si fuera un privilegio divino y no una decisión personal.
Finalmente, en un gesto que refuerza su nostalgia por la élite concertacionista de la que se siente heredero legítimo, Landerretche llamó a “reconstruir algo que se parezca a la Concertación”, dejando claro que su apoyo a Tohá no es tanto por ella, sino por su propio deseo de volver a instalar una centroizquierda “progresista de verdad”, pero claro, una verdad medida bajo sus propios criterios, sin filtros de Instagram… y con él al centro del escenario.
