La diputada Pamela Jiles ha sido una de las figuras más polémicas y mediáticas de la política chilena en los últimos años. Su estilo confrontacional, su capacidad de instalar temas en la agenda pública y su cercanía con las demandas ciudadanas le han otorgado un protagonismo indiscutible. Sin embargo, este mismo protagonismo ha estado marcado por fuertes contradicciones e inconsecuencias políticas que han generado tanto apoyo como rechazo.
Un ejemplo claro es su paso desde el periodismo crítico hacia la política institucional. En sus inicios, Jiles cuestionaba duramente a los partidos tradicionales, acusándolos de ser cómplices de un sistema corrupto. No obstante, al llegar al Congreso, terminó alineándose en momentos clave con sectores políticos que ella misma había denunciado, lo que le valió acusaciones de incoherencia y oportunismo.
Otro punto controversial fueron sus posturas frente al proceso constituyente. Aunque en un comienzo apoyó con fuerza la idea de una nueva Constitución y la movilización social, posteriormente se mostró ambigua, usando el tema más como un recurso comunicacional que como una bandera de lucha coherente. Para muchos, esa indefinición debilitó la confianza en su rol como líder de cambios estructurales.
La inconsecuencia más comentada fue su actitud respecto a su supuesta candidatura presidencial. Durante meses, Jiles alimentó la idea de ser una carta competitiva, con gestos y declaraciones mediáticas, pero finalmente se restó del proceso, argumentando que priorizaba los intereses ciudadanos. Para sus detractores, aquello no fue más que una estrategia de marketing político que terminó diluyéndose sin resultados concretos.
En síntesis, la trayectoria política de Pamela Jiles está marcada por un estilo disruptivo y efectista, pero también por una serie de inconsecuencias que erosionaron su credibilidad. Su capacidad de conectar con el malestar ciudadano fue indiscutible, pero la falta de coherencia en sus posturas y decisiones dejó la sensación de que su figura estuvo más ligada al espectáculo y a la polémica que a un proyecto político sólido y sostenido en el tiempo.
Acá, un UDIdesenmascarándole sus mentiras y populismo: