La cercanía con la gente de parte de la extrema derecha es una falacia. Mientras la gente les sea útil, ya sea para firmar un libro o hacer número ante un juicio, la van a abrazar. En caso contrario cero posibilidad, y para que decir, si me increpan o emplazan, no solo no me sirven sino que de palabreo se van.
Así es la clase patronal, sean de la supuesta “elite” o no (porque Crespo NO LO ES), se sienten con el derecho de creer que pueden weonear a todo el mundo.
Es lo que pasó acá, en donde el carnicero (Claudio Crespo, formalizado por dejar ciego a Gustavo Gatica) fue increpado por una valiente mujer, momento en donde el ex uniformado la trató de loca e mierda y que hablaba puras weas: