28 de Octubre de 2025
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Saul Goodman, uno de los personajes más carismáticos del universo de Breaking Bad y protagonista de Better Call Saul, se presenta como un abogado ingenioso, gracioso y cercano. Su estilo extravagante, su humor y su capacidad para salir de cualquier enredo lo hacen un personaje fácilmente querible para el público. A primera vista, parece alguien “inofensivo” que solo usa su picardía para sobrevivir en un mundo hostil.

Sin embargo, detrás de esa fachada encantadora se esconde un individuo que cruza constantemente la línea de la legalidad. Saul no solo “aprovecha vacíos legales”, sino que también colabora directamente con criminales, lava dinero, inventa estafas y se lucra del sufrimiento ajeno. Su simpatía no debe confundirnos: es un delincuente que pone su inteligencia y talento al servicio del engaño y la corrupción.

Lo interesante es que, como espectadores, solemos perdonarle sus faltas porque nos divierte y nos resulta “adorable”. Pero esto mismo revela el poder del personaje: muestra cómo el carisma puede disfrazar la inmoralidad. En el fondo, Saul Goodman es el retrato de cómo alguien puede ser brillante y entrañable, y al mismo tiempo profundamente corrupto.

En ese contexto y en otra brillante columna, Matamala compara al principal asesor económico de JAK, con ese adorable delincuente:

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