Si José Antonio Kast llegara a la presidencia, la PGU podría verse seriamente limitada, e incluso algunos sectores advierten que podría eliminarla o transformarla radicalmente. Su enfoque liberal prioriza la capitalización individual y la sostenibilidad fiscal, por lo que la ayuda estatal directa a los adultos mayores podría reducirse a un mínimo, dejando a muchos jubilados de bajos ingresos sin protección real.
Críticos sostienen que este enfoque es insuficiente frente a las desigualdades estructurales del sistema de pensiones chileno: la PGU, que hoy garantiza un piso básico, dejaría de cumplir su rol social, y los mayores más vulnerables podrían quedar abandonados a su suerte. La preocupación no es solo la ralentización de aumentos, sino la posibilidad de que se retire la cobertura universal y se vuelva un beneficio selectivo, aumentando la brecha entre quienes tienen ahorros privados y quienes dependen totalmente del Estado.
En síntesis, bajo Kast, la PGU corre el riesgo de pasar de ser un derecho garantizado a un subsidio mínimo condicionado, cuestionando el compromiso del Estado con la protección de los adultos mayores y dejando en evidencia la tensión entre políticas liberales y justicia social en Chile.
La última adquisición en su comando fue el creador de mentiras número uno para la convención constituyente, Bernardo Fontaine, quien en entrevista con Iván Valenzuela no pudo sostener la viavilidad del proyecto del rubio candidato: