Franco Parisi, candidato presidencial del Partido de la Gente, desató polémica al proponer un insólito examen de ADN obligatorio para quienes busquen acceder a beneficios por ser mapuche. Según él, “se ha aprovechado la condición indígena” y, para evitar fraudes, quienes no tengan al menos un 80% de sangre mapuche no deberían calificar como tal. Parisi afirmó sin pudor que no se sometería al test “porque no me siento mapuche”, lo que convierte su propuesta en una mezcla de populismo genético y criterios identitarios absurdos, sin sustento científico ni legal.
La propuesta de Parisi mezcla desconfianza social, prejuicio y una peligrosa simplificación del concepto de identidad. En un país que reconoce la identidad indígena como un derecho cultural y colectivo, imponer un porcentaje genético roza el delirio tecnocrático. Además, el propio candidato admite que no está “faltándole el respeto a nadie” mientras sugiere que las personas deben demostrar biológicamente su pertenencia a un pueblo originario, lo cual recuerda peligrosamente a prácticas de discriminación racial del pasado.
Por si fuera poco, Parisi aprovechó el momento para lanzar críticas al Presidente Boric, acusando un supuesto ocultamiento de su examen de drogas, y aseguró que él mismo nunca ha consumido sustancias “ni siquiera me he emborrachado”. En su afán por mostrarse como adalid de la transparencia, terminó presentando un programa político que parece más una lista de controles médicos obligatorios que una propuesta democrática seria.