28 de Diciembre de 2025
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A lo largo de su carrera, Carmen Hertz se ha destacado por su estilo directo y confrontacional, especialmente al criticar a representantes de otras fuerzas políticas. Ha cuestionado con dureza tanto a figuras de derecha como de centro, sin filtros retóricos, acusándolos de hipocresía, falta de compromiso con los derechos humanos y prácticas políticas que, a su juicio, han debilitado las instituciones democráticas. En múltiples ocasiones ha utilizado un lenguaje contundente en discursos parlamentarios y entrevistas, generando titulares por sus descalificaciones explícitas y su rechazo frontal a lo que considera desvíos éticos en la gestión pública.

No solo en el Congreso, sino también en medios de comunicación y redes sociales, Hertz ha sido capaz de encender debates con declaraciones que no escatiman en adjetivos fuertes y comparaciones polémicas. Su estilo ha provocado tanto respaldo como críticas intensas, consolidándola como una figura que no rehúye la polémica ni la confrontación directa con adversarios políticos. Este enfoque la ha posicionado como una voz crítica permanente contra quienes, desde su perspectiva, ponen en riesgo principios fundamentales como la democracia, la justicia social y los derechos humanos.

Como tercer ejemplo, resulta imposible no recordar el ya célebre “cállese, Schalper”, frase que Carmen Hertz lanzó en plena discusión parlamentaria contra Diego Schalper. El emplazamiento, directo y sin adornos, se viralizó de inmediato y se convirtió en uno de los momentos más comentados del Congreso, reforzando la imagen de Hertz como una parlamentaria que no titubea al enfrentar a sus adversarios con desdén explícito cuando considera que cruzan límites políticos o éticos.

Y también quedó grabado en la memoria política su “tonta como zapato y mala como ella sola”, expresión que Carmen Hertz lanzó en medio de una arremetida verbal contra Chiara Barchiesi. La frase, dura y sin matices, volvió a instalarla en el centro de la polémica y reafirmó su estilo frontal, ese que no rehúye el conflicto ni suaviza el lenguaje cuando decide enfrentar a adversarios a los que acusa de incoherencia política o falta de responsabilidad histórica.

Ahorita, la emprendió contra Labbé y su numerito:

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