
Francisco Vidal volvió a hacer de las suyas con esa mezcla tan chilena de ironía, memoria y descaro elegante que lo distingue. En medio de una conversación encendida sobre la política actual, el ex vocero no solo opinó: disparó con precisión quirúrgica, como quien ya ha visto pasar demasiados gobiernos para guardarse las verdades.
Con su estilo frontal, Vidal se lanzó a desmenuzar las contradicciones del sector conservador, recordando que “hay quienes se llenan la boca con la libertad, pero solo cuando es la suya”. Un dardo directo, a José Antonio Kast, puntualmente contra el sueldo mínimo. La frase, como siempre, vino acompañada de esa media sonrisa suya, la que avisa que lo dijo en serio… aunque suene a chiste.
El ex ministro no se contentó con la crítica: remató con una clase de lenguaje chileno, de esas que solo alguien con calle y cátedra puede dar. En treinta segundos resumió lo que a muchos les toma columnas enteras: la diferencia entre ser canalla y ser humano. Y lo hizo sin gritar, sin golpes de mesa, solo con ese tono socarrón de profesor que sabe más de lo que dice.
Esa combinación de humor, memoria y mordacidad vuelve a poner a Vidal donde mejor se mueve: en la trinchera de la opinión sin filtro. Puede caer mal o bien, pero nunca pasa piola. Dice lo que muchos piensan, pero con el vocabulario de quien aprendió que las palabras bien puestas pesan más que cualquier grito. El evento :