El diputado Juan Antonio Coloma protagonizó una de esas escenas que parecen sacadas de un sketch político: acudió al Sernac para reclamar por las cuentas de luz, exigiendo que el organismo “actúe con más fuerza”. Lo que olvidó mencionar es que él mismo fue parte del grupo que le negó esas atribuciones durante el proceso constitucional.
En el plebiscito de salida, al rechazar la propuesta de nueva Constitución, Coloma y su sector se opusieron a un texto que fortalecía el rol fiscalizador del Sernac, entregándole capacidad sancionatoria frente a abusos de empresas. Es decir, votaron para que el servicio siguiera siendo más bien un “mediador” sin dientes.
Hoy, paradójicamente, el mismo diputado pide al Sernac que intervenga con fuerza en un problema que su propio voto ayudó a dejar sin herramientas. Una postal perfecta de la política chilena: reclamar por lo que uno mismo desmanteló.
La escena no solo generó críticas en redes sociales, sino también risas: muchos usuarios recordaron que “no se puede exigir músculo al organismo al que uno le negó el gimnasio”. Una lección sobre coherencia política, versión cuenta de luz.
