El candidato Parisi dijo que, si es electo, cada tercer domingo de marzo instalará “el tuning más grande de Chile” alrededor de La Moneda, con “mucho ruido, mucha técnica, mucho sonido”. Vamos por partes: mientras escuelas se caen a pedazos, hospitales tienen camas vacías y sectores enteros sufren por la delincuencia, Parisi va y propone un desfile de autos tuneados.
Lo ridículo no es sólo la medida (auto cromado y parlantes estridentes en el palacio presidencial), sino que aparece como prioridad cuando hay problemas reales de fondo que—esperemos—también podrían merecer “mucho ruido” y “mucha técnica”. Pero no: el show es al revés, primero el escenario, luego los deberes.
Además, la idea suena a que Parisi confundió su campaña con un festival automovilístico. ¿De verdad, señor candidato, este es el buen momento para soñar con “colinas de parlantes” en La Moneda? En serio: escucha y técnica para qué… ¿para qué? ¿El Chile del tuning o el Chile del avance social?
Al final, la propuesta revela más de su espectáculo que de su plan. Mientras los problemas estructurales aguardan acciones concretas, la señora Parisi parece elegir el micrófono y los subwoofers antes que los hospitales, el transporte, la vivienda. Y ahí queda claro: el país no pide “mucho ruido”, pide mucho resultado.
¿No nos cree? Vea el video: