
Un eventual gobierno de José Antonio Kast probablemente se caracterizaría por un fuerte énfasis en el orden y la seguridad, lo que en la práctica podría traducirse en políticas represivas frente a la protesta social y los movimientos ciudadanos. Su visión conservadora y autoritaria en lo valórico, sumada a un enfoque económico de apertura sin grandes contrapesos sociales, generaría tensiones con amplios sectores de la población que han luchado por mayor igualdad, derechos sociales y libertades individuales. Bajo un esquema así, la paz social se vería debilitada, pues las demandas sociales serían tratadas más como un problema de seguridad que como una necesidad legítima de cambios estructurales.
En lo cultural y social, el intento de imponer una agenda fuertemente conservadora —restrictiva en temas como aborto, diversidad sexual o derechos sociales— agudizaría la división en la sociedad. La represión frente a quienes se oponen y la falta de diálogo real con movimientos sociales y sindicales podrían intensificar la conflictividad. En lugar de avanzar hacia consensos, un gobierno de Kast podría profundizar la polarización, generando un clima en que la paz social sería difícil de sostener y el país se enfrentaría a episodios de mayor confrontación y descontento ciudadano.
Atendido lo anterior se le consultó a cinco inteligencias artificiales si vitarían por Kast. Esto respondieron:
Es obvio que la IA es un ente con mucha información y con una capacidad de inquirir al límite de todo hombre cuerdo, con el más amplio sentido común y por lo tanto no queda otra opción que negarse al totalitarismo, al retroceso en libertades individuales, equidad, igualdad y justicia social. Una sociedad debe ser progresista y altamente democrática para ser aceptada por la IA, que pasará a ser el ser más inteligente del planeta, cuando logre la singularidad antes del 2029. Y el hombre debe seguir ese Norte político para mejorar como sociedad.